Yucatán es tierra de tradiciones, esto puede apreciarse desde el momento de recorrer sus calles y mientras más se aproxime a su gente más se sorprenderá de todo lo que puede descubrir.

Tradicionales son sus platillos y artesanías, pero también lo son sus juegos, pues en épocas remotas cuando la tecnología no llegaba aun a nuestras vidas, los pequeños debían ingeniarselas para pasar buenos ratos en compañía de los amigos.

Así, al preguntar a quienes vivieron esos tiempos, nos cuentan sobre algunos juguetes elaborados con madera, como el balero y el trompo, el primero consiste en insertar una esfera en una vara, unidos por una pequeña cuerda, mientras que el segundo se trata de hacer girar una figura que simula un cono impulsado por una cuerda, sobre una pequeña punta.


El tinjoroch es otro muy conocido, éste se trata solamente de una cuerda a la que se coloca en medio una pequeña madera circular o bien, una corcholata, misma que se debe hacer girar tirando de dicha cuerda, gana el que más tiempo logre hacerlo girar.

El tirahule es un juguete muy común con el que chicos y grandes jugaban a cazar iguanos e incluso a lanzar bolitas de papel en la escuela, esto no es más que un tronco pequeño tallado en forma de letra Y unido por un hilo elástico a una tira de cuero, es conocido en otras regiones como resortera.

Sin embargo, también había que inventarse algunos que pusieran a prueba la agilidad física, juegos como la kimbomba entre los más afamados.

La Kimbomba se juega de forma similar al beisbol, pero con un poco más de concentración, pues aquí la bola es sustituida por una pequeña madera de 10 centímetros como máximo en su longitud, modelada a forma cónica por ambos extremos, mientras que el bate se suple por otra madera más delgada y un tanto más larga que la primera, 20 centímetros aproximadamente. El modo de jugar consiste en golpear la pieza pequeña con la grande hasta levantarla en el aire y nuevamente golpearla para hacerla llegar lo más lejos posible.